Para los austriacos los heuriger son un estilo de vida. Son esas tabernas típicas que se encuentran a las afueras de las ciudades. Por supuesto hay algunos en el centro, pero no es lo mismo… de hecho creo que los llaman de otra forma incluso. Pero lo típico y famoso son los heuriger. Tabernas que toman su nombre del vino joven que se cosecha en septiembre. Los austriacos según cogen las uvas ya las convierten en vino y empiezan vendiendo mosto, luego un mosco ácido que llaman Sturm y después un vino blanco muy suave, y bastante peleón todo hay que decirlo, que es el heuriger y que se puede beber, más o menos hasta el 11 de noviembre, que es el día de San Martín.
Además de este vinillo tan peculiar, también hay otros
vinos, sobre todo blancos, que son los mejores en Austria. También es posible
tomar cerveza. Pero en los más rurales, casi no hay mucho más. Lo cierto es que
todos se han modernizado bastante y ahora es posible consumir cualquier cosa.
Hace cosa de 10 años… era diferente. Pero hoy por hoy, son como un bar normal,
con bebidas tradicionales y en muchos casos, elaboradas en el propio local. Y
normalmente, con una oferta gastronómica casera y estrictamente austríaca. Esa,
a mi juicio, es la mejor parte.
Se dice que es posible asistir a espectáculos de música en
vivo, pero yo no he tenido esa suerte jamás. Solamente en las tabernas
turísticas de Grinzig, en Viena… donde aparecen constantemente cantantes con
guitarra o acordeón y te cantan “Clavelitos”, una ranchera o un tango… lo que
les pidas. Rompe toda la magia. Pero supongo que es posible encontrar algún
grupo de parroquianos que, animados por el alcohol, una noche se pongan a
cantar temas típicos del país. No digo que no. No puedo dar fé, peor no lo
dudo.
Lo que a mí más me gusta es el ambiente. Suele ser todo de
madera, bien sea el interior, en invierno, cuando todo son velitas, mantas y
cortinas de ganchillo; o bien en verano, cuando salen esos bancos corridos de
madera en los que uno puede sentarse con otras personas. En este caso también
suele haber mantitas para el momento en el que refresca por la noche.
Como decía, me gusta el ambiente y el hecho de compartir mesa.
Y es que en España preguntamos si la silla está ocupada, pero en Austria
preguntan si está libre… y eso ya da una idea de su forma de ser. Si está
libre, no se la van a llevar, sino que se van a sentar en nuestra mesa y la van
a compartir. Eso me encanta porque no quiere decir que tengamos que entablar
conversación obligatoriamente ni hacernos amigos, ni mucho menos, pero es
divertido compartir.
Los heuriger además son bastante baratos y esa mezcla de
arte rural, de gastronomía típica, de hospitalidad y diversión, me encanta.
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