En toda Austria es costumbre pedir lo que se quiere para
comer o para beber, tantas veces como se quiera, y que el camarero tome nota de
nuestros deseos de forma separada. Él sabe lo que cada uno ha tomado y no
mezcla la comanda. ¿Por qué razón? Porque a la hora de pagar, nos va a
preguntar si queremos hacerlo de una sola vez, es decir, pagar una sola cuenta
que incluya todo el pedido y que luego nosotros hagamos cuentas o si queremos
invitarnos unos a otros… en ese caso pregunta si queremos pagar “todo junto”; o
si por el contrario, cada uno quiere pagar su parte, cosa que es lo más normal
del mundo en estas tierras. Así no hay
discusiones sobre si yo me he tomado un café y una pasta y tú te has merendado
un cocido montañés. Cada uno lo suyo y el camarero te hace las cuentas sin más
problema.
La gran pregunta es: Zahlen Sie zusammen oder getrennt? Es
decir: ¿Pagan ustedes junto o separado?
Luego el camarero te da una cifra, normalmente de viva voz.
De manera que tú tienes que traducir el alemán a números y después a
euros para pagar. Claro que si te ven muy muy pez, cogen un trozo de papel y te
apuntan la cifra… ¿recibo? ¿nota? El 90% de los casos ni hablar. En Austria el
tema de las facturas es un mundo aparte y normalmente no te dan nota para no
dejar constancia de lo que realmente han vendido, porque en este país, se pagan
impuestos por baremos en función de los ingresos percibidos. Eso qué quiere
decir? Que en todas partes cuecen habas y que en Austria también se defrauda a
Hacienda. Pero menos.
Ahora viene el tema de la propina. La costumbre es dejar,
entre el 10 y 15%... dependiendo de lo bien o mal que te hayan atendido, pero
el 10% es algo prácticamente obligatorio. El caso es que el procedimiento no es
pagar y después dejar unas monedas sobre un platito en la mesa, porque para
empezar no habrá platito. Te cobran y te devuelven en mano. Y dejar unas
monedas sobre la mesa es muy ofensivo para ellos… según he podido comprobar en
primera persona. Y es que esto nadie te lo explica, pero el tema es el
siguiente. El camarero te dice la cantidad que tienes que pagar, tú la traduces
a números mentales, luego calculas el 13% de esa cantidad y se lo sumas al
original y después lo vuelves a traducir al alemán, para decirle al camarero lo
que quieres que te cobre (y que ya incluye su propina). Razón por la que
siempre hay que ser espléndidos, si no queremos enfrentarnos a la mirada
reprobatoria de un camarero enfadado. Pongamos un ejemplo. Un café cuesta unos
3,50€, así que lo suyo es pagar 4€ por él. Directamente.
El tema de las tarjetas os lo cuento otro día |
Hay que tener en cuenta dos cosas importantes. La primera es
que, por alguna razón, siempre nos han enseñado que pedir la cuenta en alemán
se dice: “Die Rechnung Bitte”, pero eso viene a ser como pedir una factura,
concretamente en Austria no se hace nunca. Es mejor decir solamente la palabra:
“Zahlen”, es decir, “TSALEN” y ya el camarero viene contento.
La otra cosa que hay que tener en cuenta es el hecho de que,
camareros como los españoles, no los hay en ningún lugar del mundo. Eso quiere decir que en una terraza con 8
mesas, puede haber 8 camareros y aun así te tocará esperar, porque prisa…
ninguna, claro. Los camareros austriacos van siempre con mucha tranquilidad,
así que lo mejor es no perder la paciencia y no desesperarse porque al final te
atienden. El estrés es cosa del resto del mundo.
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