4.11.14
Austria es uno de los paraísos cerveceros más apetecibles del mundo. Uno puede visitar este pequeño país en el centro de Europa por muchos motivos: cultura, gastronomía, deporte, para viajar con niños o con mascotas, etc. Pero sin duda la razón más original es la de dejarse seducir por sus rubias burbujeantes o sus negras centenarias: las cervezas.
Austria cuenta actualmente con 360 marcas diferentes, producidas por 66 fábricas de cerveza. Y el viaje puede resultar muy agradable, siempre y cuando se acompañe la visita con una buena comida, también austríaca, por supuesto.
Arranquemos motores en la capital, Viena. Las mejores cervezas de la ciudad vienen de la zona de los heuriger, es decir, las tabernas locales en las que se sirven vino y especialidades culinarias, en las que se canta y cuya filosofía es la de sentirse cómodo (Gemütlichkeit). Pero señalemos que la buena es la zona frecuentada por los vieneses, no por los turistas, que es Grinzing, nosotros hablamos de Nussdorf. La Brauhaus Nussdorf elabora cervezas de alta fermentación para estas tabernas, desde 1819.
Otra cerveza estiriana, es la Steirerman, su nombre indica su peculiaridad y es que está hecha con pipas de calabaza, las malas lenguas dicen que es la que le da fuerza al caballero y alegría a la señora… literal.
Otra muy importante es la Reininghaus, nace en 1855 y destaca por su aroma y sabor amargos.
La Murauer, que se fabrica en un pueblicito llamado… Murau, es muy refrescante y poco amarga, apuntemos que el agua de su elaboración viene de los manantiales de las montañas.
Por último, la del nombre más complicado: Ennstaler Weizen Bier Schnee Weisse, es la cerveza de trigo “Blancanieves” o algo así…
Una vez recorrida Estiria con la jarra en la mano, continuemos a Salzburgo. Aquí acabaremos borrachos si no tenemos cuidado, porque hay tanto donde elegir… empecemos por Stiegl, que tiene una fábrica visitable a las afueras y es prácticamente el símbolo de la ciudad. También tiene una cervecería junto a las escaleras que llevan a la fortaleza y de ahí su nombre, (Stiegl es escalera). Es un lugar muy concurrido, nació en 1650 y era la favorita de Mozart. Cada mes fabrican una cerveza diferente y especial de edición limitada.
Una verdadera joya es la Edelweiss, naturalmente turbia y de sabor afrutado, esta cerveza de trigo es muy refrescante y lo que más llama la atención es su sabor picante. Se fabrica en Kaltenhausen, un pequeño pueblecito al pie de Untersberg, en el centro de los Alpes, muy cerca de Salzburgo desde 1475. El paisaje y el entorno son una buena excusa para hacer la excursión.
En Schwarzach se fabrica la Tauerngold, es un poco difícil de conseguir y además tampoco es la mejor de la región, pero tiene mucho renombre. Por el contrario, la Trumer Pils, que se fabrica al norte de Salzburgo, en Obertrum, de una amargura muy característica, huele realmente bien.
Para terminar el viaje, podemos hacer una parada en Innsbruck, aunque allí sólo encontraremos la Adambräu clásica. Es la cerveza tirolesa por excelencia, de hecho, en la etiqueta aparece la cara del héroe local, Andreas Hofer. Existe desde 1825, es dorada y tiene un ligero sabor a mosto de cerveza.
Antes de terminar el viaje, unos apuntes. Si el trayecto se hace en tren, por ejemplo, no hay que olvidar que es posible degustar la cerveza Wieselburger en el vagón comedor. Típica de Moson, en Baja Austria. Mientras que si se viaja en Semana Santa, hay que tomar la cerveza de marzo, la Egger, de alta fermentación y un sabor muy completo, en el que destaca claramente la malta. Se elabora en otoño y los barriles son cubiertos por la nieve durante el invierno, así con el deshielo, en primavera la cerveza está lista para disfrutarla.
Pero si el viaje es en Navidad, hay que tomar la Samichlaus, que es la cerveza lager más fuerte del mundo, también conocida como la cerveza de Santa Claus. Se elabora el 6 de diciembre y se guarda 10 meses antes de ser embotellada, quizá por eso dicen que es la más rara del mundo. En cualquier caso es bastante fuerte y se aconseja acompañarla de alimentos pesados o tomarla después de la comida, casi como un digestivo.
También se puede encontrar Ottakringer, fundada en 1837, y cuya variedad es fabulosa incluso mezclada con limón, manzana o pomelo, que es lo que se conoce como Radder (clara). Su nombre viene del distrito 16, el Ottakring, y es la última gran cervecera de Viena. Continuemos el viaje por tierras austríacas y detengámonos en Estiria, en la ciudad a orillas del río Mur: Graz. Allí se encuentra la fábrica de cerveza Puntigamer y que además es famosa por ser la patrocinadora del equipo Sturm Graz de fútbol. Es una cerveza de aroma a lúpulo y de sabor muy agradable. Pero la más popular de las cervezas estirianas es la Gösser, de hecho hay un dicho que reza “Gut, Besser, Gösser !”, es decir, “¡bueno, mejor y Gösser!” incluso hay quien asocia su color verde al del escudo de Estiria.
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